lunes, 6 de abril de 2009

Detalles

Afirmamos con debilidad lo que para nosotros es más fácil o es menos complicado, buscar amor, buscar placer, buscar cualquier tipo de satisfacción a raíz del contacto con otro ser humano,  es más fácil no saber que es eso que otros buscan, que parece cuento y que nos hace sufrir, llorar y reír de manera constante.


Una cosa es segura, lo que uno busca, encuentra, y eso es en parte por que uno ve lo que quiere ver, unos siente lo que quiere sentir, la otra persona queda como elemento partícipe de nuestras sensaciones, cómplice, un individuo que hace exactamente lo que nosotros hacemos, encuentra a partir de nosotros, formas de ser feliz, aunque esto varia en frecuencia, duración y grado.


Otra cosa es caer en el juego, cuando uno se enamora, o cree estar enamorado. La vida se llena de circunstancias que parecen fortalecer o debilitar lo que uno siente, lo que ha logrado conseguir después de mucho o poco esfuerzo, enamorarse. Descubrir que algo no es lo que creíamos, es fácil, aceptarlo es muy distinto.


Existe una sensación, probablemente no a todos les ha tocado, cuando pareciera que una persona, la persona, invade el espacio físico, mental y emocional que antes ocupaban una diversidad de ideas, conjeturas y maldiciones que uno puede llegar a cabildear hacia la vida. Algo en nosotros cambia, y es eso lo que a mi parecer hace tan atractiva esa interrupción en nuestro diario vivir. También es la razón por la cual dicha sensación no es igual para todos, hay quienes prefieren no interrumpir ni ser interrumpidos.


Decir que amar es tan fácil como dejarse llevar es falso, pero tiene algo de sentido si pensamos que dejarnos llevar en el otro nos hará sentir una y otra vez que vamos avanzando hacia algo mejor, de nuevo, todo depende de lo que uno quiere sentir.


Amor, como palabra, es mucho mas romántico que cualquier otro sentido que se le ha dado, como noción, un sentimiento ambiguo, pues amor siempre va acompañado de odio. Incalculable, pues cada uno tiene su propia manera de medirlo, y lo que es aún más complicado, hay quienes miden con la regla de otro y van avanzando sin saber realmente que tanto han retrocedido o si alguna vez llegarán a un punto muerto.


Confundir al amor es común, y válido, pues cuando no sabemos que queremos, podemos comenzar por descubrir, aunque nos pese, que es lo que definitivamente no queremos.


Si lo vemos de manera gradual, querer un beso, no es más sencillo que salir a  la calle y buscarlo; si queremos sexo, no es más fácil que salir a la calle y buscarlo; si queremos pasión, basta con salir a la calle y buscar a un conocido, aquél que en repetidas ocasiones dirige sus miradas libidinosas hacia ti sin llegar a más. Querer amor, no es recomendable, no funciona así, amor nos llega, a veces disfrazado, otras sincero y si tenemos suerte, se convierte en parte de nosotros, sin darnos cuenta a veces, y es así que día con día caminamos, pareciera que sin rumbo, y nos damos cuenta de que hay alguien caminando hacia el mismo lado, danzantes sin mucha sincronía puesto que a veces uno va más rápido que el otro, hasta llegar a un punto en que coinciden, todo se detiene, por un rato se vuelve más lento, más sencillo, más rico.


Amor no es en sí amar, amor es algo ajeno a todos hasta que él, por si mismo, nos golpea, nos da un zape, o nos acaricia la espalda llamando nuestra atención; queda en nosotros estar lo suficientemente despiertos para notarlo.

 

 

P.

No hay comentarios:

Publicar un comentario